LIBERTAD DE EXPRESION Y DEMOCRACIA



29 junio 2006


Para mí hoy es un día de duelo muy profundo en nuestro intento de democracia. La esperanza está moribunda. Toda la programación de Monitor salió del aire por las presiones a que la empresa radiodifusora se vio sometida por autoridades gubernamentales que sentían en ella una fuerte amenaza para su imagen y libertad de acción debido a su posición crítica intensa. El conflicto comercial que Grupo Monitor tiene con Grupo Radio Centro ofreció a las autoridades anteriores y actuales una herramienta excepcional para lograr su propósito de asfixiar a la estación incómoda. Independientemente de la apreciación que se pueda tener del señor Gutiérrez Vivó como persona, él construyó uno de los pocos espacios en la radio -quizá el único- donde se observaban la ética profesional y la transparencia, se buscaba la verdad y se daba seguimiento a asuntos espinosos sin resolver, todo lo cual resulta enfadoso para quienes se benefician con lo contrario. Era entendible que en el pasado estas actitudes atrajeran el encono de las autoridades, pero ahora que los "gobiernos del cambio y del empleo" pregonan, entre otras cosas, la democracia y la libertad de expresión como sus máximos principios y logros, su posición en el presente caso sólo se explica por el hecho de que sus expresiones democratizadoras son absolutamente falsas, como lo fueron y siguen siendo sus promesas de campaña que a todas luces solamente buscaron el fin inmediato de obtener votos, sin medir las consecuencias de sus promesas y compromisos.Me molesta sobremanera que se acallen las voces críticas, que tengamos comparsas en vez de comunicadores, que a estas alturas se siga ofendiendo a la ciudadanía y hundiéndola todavía más en la gran ignorancia a la que se le ha sometido durante siglos con propaganda oficial barata, mentirosa, inútil, dispendiosa, actuada. Todavía en el comercio de productos con la Ley de Protección al Consumidor se pueden llegar a evitar comerciales que no digan la verdad sobre los artículos que se anuncian, pero en el caso de la propaganda oficial la sociedad aún no tiene capacidad para sancionarla.El acontecimiento de hoy es motivo de profunda preocupación porque no solamente se trata de la pérdida de una programación de radio, o la desaparición de la fuente de ingresos de la gran cantidad de personas que laboraban en la empresa –que en lo personal me duele mucho. Se trata de algo muy grave que evidencia una vez más el estado de descomposición en el que ha caído nuestro sistema: corrupción, insensibilidad social, engaño, confabulación, autoritarismo, deshonestidad. Y más grave aún es que parece que no hemos tocado fondo, no hay reacción ni parece haber conciencia de esto, lo cual nos está revelando un futuro donde no existen garantías, donde no se percibe en las autoridades una sensibilidad sobre los serios problemas que aquejan a la sociedad, donde no se tiene una visión de largo plazo que fije un rumbo con mejores opciones a nuestra economía y sociedad. El México mejor que algunos pregonan lo siento cada vez más inalcanzable. La esperanza está agonizando.Pero lo más penoso es que un hecho como éste quede en el silencio y en el olvido. Esta circunstancia nos debe mover a profundas reflexiones sobre: ¿En manos de quiénes estamos en materia de comunicación? ¿Qué necesitamos para abrir nuestras mentes a fin de entender la manipulación de que somos objeto a través de los medios? ¿Qué necesitamos para restablecer los valores en nuestro sistema? ¿Qué necesitamos para exigir a las autoridades un comportamiento honesto? ¿Realmente sabemos cuál es la democracia que buscamos? ¿Qué necesitamos hacer nosotros para corregir todo esto? Si no hacemos el ejercicio nunca sabremos lo que debemos hacer y hechos como el de hoy sólo quedarán como la nota que alguien mencionó en un noticiero con el énfasis que a alguien más le conviene. ¿Dónde queda nuestra esperanza?